Texto con motivo de la exposición individual en la Biblioteca de la Facultad de BBAA de la Universidad Complutense de Madrid.
Autora: Paloma Peláez –pintora y profesora en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid-.
2013
Guillermo Masedo es un artista con doble mirada en sus inferencias plásticas. Dominado por la arquitectura, que es su ser, se encuentra con la pintura, convirtiéndose esta en la expresión medular de su pensamiento. Siente la necesidad de explorar los límites plásticos en territorios extremos, por ello investiga, escribe y pinta con la mirada además de con el alma. En “Diario” nos traslada a la reflexión de 31 días de trabajo. Producto de diversos viajes y vivencias, toma el alma de la ciudad para llevarnos a un nuevo escenario: el reencuentro interior con lo vivido. A través de técnicas diversas, el artista ha ido conformando una nueva realidad. Tal como el mismo indica: El mecanismo era siempre el mismo: me levantaba y a partir de una fotografía de un viaje la cual pegaba sobre un lienzo de 20×20 cm, me ponía a pintar sobre ella.
La exposición toma como punto de partida dos ideas fundamentales: la vivencia vivida y la realidad cotidiana, convirtiendo el lienzo en la narración más íntima, una mezcla de carnets de voyages, cuadernos bitácora y roadbook, ó quizás un poco de todos ellos. Es por ello que, a modo de razonamiento, el artista nos ha ido introduciendo pequeñas inscripciones escritas en el lateral izquierdo de cada uno de los lienzos. La originalidad de la obra reside en la conversación interna que tiene lugar durante el proceso creativo con lo revivido, así como la forma en que los procesos pictóricos – junto al saber hacer- condicionan el resultado visual final en la construcción de un nuevo escenario de ensoñación.
Guillermo es un artista de caballete, domina las gramáticas visuales y más concretamente la construcción interna de la representación del natural. Pero al dominio técnico de este artista, se ha añadido una interpretación propia de aquella realidad vivida a través de la fotografía que utiliza como fondo de superficie. Insaciable por el conocimiento plástico, rescata el oficio de los grandes pintores, para pensar y construir imágenes, aportando a la representación visual una magnitud física nueva, convirtiéndose en un vedutista del siglo XXI. A modo de Piranesi, indaga en los extremos de lo espiritual y lo físico de la representación arquitectónica fotografiada, acercándonos a una teatralidad dramática encerrada por los grandes contrastes y por los grandes recorridos de luces y sombras. El universo de este artista queda encerrado en la mancha de lo pictórico; es capaz de otorgar a lo procesual la visión de lo clásico y como consecuencia el archivo documental se traslada a la invención de nuevos espacios en el lienzo, en espacios para la emoción y el sentimiento. Podemos ver el proceso creativo de Guillermo Masedo como un ejercicio mental, ya que mediante la suma de diferentes técnicas, este pensador visual nos hace reconsiderar la importancia de la fotografía y la pintura como lenguajes nada preestablecidos. Ahora las Vitrinas del vestíbulo de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes (UCM), son el lugar para este diario bidimensional, son cómplices de liberar aquello que nunca se olvidó.