guillermo masedo
September 4, 2022

La soledad de los lugares Copy Copy

Texto para el catálogo de  la exposición individual en la galería Nolde de Navacerrada (Madrid).

Autor: Mariano de Blas –pintor y profesor en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid-.

2012

 

El trabajo del artista Pérez Masedo puede resultar engañoso para el oído descuidado o ignorante, “cuadros de paisajes”. Bajo esta denominación se agazapan artesanos de la imagen por medios tradicionales, que justifican un arte caduco bajo las grandilocuentes expresiones de arte “eterno”, “bien hecho” o “que lo entiende todo el mundo”, con objeto de vender un producto que actúa, bien de mera decoración, bien de una pseudorepresentación del mundo actual, para ponerse una venda ignorando al mundo actual.

 

Las casi cuarenta piezas de Pérez Masedo forman parte de la producción de un  artista plástico, interdisciplinar, que en este caso opta por la técnica de la pintura por una serie de intenciones concretas. La pintura es una técnica que permite una expresión más cercana, manual, y que tiene unos parámetros de producción en el tiempo, acumulación de instantes sucesivos para la construcción  de la imagen, que le permite mantener unas peculiaridades que no han sido sustituidas por la fotografía o la imagen informática, ni tan siquiera el Tablet y el Photoshop. De la misma manera que el teatro o la música en concierto en directo conviven con el cine, la televisión y la música grabada, porque tienen unas peculiaridades expresivas y de concurrencia en un tiempo único, en un instante irrepetible y especial, la pintura ha aprendido a convivir con otras técnicas y conceptos de la construcción de una imagen en un objeto. Esto es un resumen muy simple de todas las variantes del arte contemporáneo.

 

La mirada experta podrá apreciar el despliegue de técnicas y saberes pictóricos que demuestra Pérez Masedo. El ojo sensible, valorará la fuerza de la imagen sobria de los techos. Es una propuesta original,  una invitación a fijarse en lo desapercibido, ese espacio que gravita sobre nuestras estancias. También una serie de sugerencias, el techo no frontera sino ventana al cielo, pero también la casa destruida. Todas las series de la exposición, techos, interiores y exteriores, tienen un halo de soledad que recuerda a los espacios de Hopper, ahora expuestos en Madrid, solo que Pérez Masedo se desenvuelve con los actuales de esta segunda Gran Depresión.

 

Me gustaría acabar con un “retrato” abocetado del artista. Guillermo es una persona muy sería, pero muy amable y tierna. Mi relación con él ha sido profesional, pero desde que le conozco enseguida se me representa como alguien pensativo y consciente. Uno de esos prójimos que valen para algo más que ganar dinero, ser “líderes” y competir venciendo a los demás. Guillermo dedica sus energías a construir arte con modestia y esfuerzo, sin  buscar hacer “negocio”. Probablemente nunca llegue a ser un “ganador”, pero sí es un “emprendedor”, en el sentido que “prende”, enciende, alumbra luz sobre el mundo. Espero haber hecho comprender que Guillermo no sigue las palabras/conceptos de moda. Esto es importante en un país en donde se hacen muy ricos y tienen poder, sujetos que se van con el polvo del olvido y el lodo de sus miserias, no sin antes hacer pagar a otros por sus desmanes, con la desfachatez de acusarles de “haber vivido por encima de sus posibilidades”.

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